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Logo Orange Hommer Emigración canaria al Caribe, Venezuela y Uruguay:


" Durante el Siglo XVIII una grave crisis económica afectará a las Islas Canarias. Se produce una caída de las exportaciones vinícolas a Inglaterra. No obstante, la emigración canaria que siempre estuvo dependiente de la política que aplicara la Corona, no contó hasta 1730 con un plan decidido de impulso, justificándose esto por la escasez de recursos tanto como por los avatares políticos de la Corona (cambio dinástico de los Austrias a los Borobones). La mayoría de los territorios ultraperiféricos de la Corona Española se encontraban escasamente poblados, algo que hacía peligrar la soberanía española en pos de otras potencias. En Santo Domingo se impulsó la emigración canaria en dos frentes bien claros: los territorios limítrofes con la frontera francesa en la isla, y la fundación de ciudades en áreas portuarias de marcado interés estratégico. Durante este periodo, en Santo Domingo se notará un auge de la ganadería y del cultivo del tabaco, provocando a su vez un "florecimiento" económico y un crecimiento poblacional. En 1764 la Corona dará por finalizada su política poblacional con respecto a Santo Domingo, una vez sellados los acuerdos entre las monarquías francesa y española sobre los límites territoriales de La Española (actualmente República Dominicana y Haití). En el caso de Puerto Rico será entre 1720 y 1731 la época de mayor flujo migratorio desde la Islas Canarias. Los canarios crean un alto porcentaje de poblamientos en las zonas de interior y occidentales de la isla. En menor medida los canarios siguieron emigrando a Puerto Rico hasta 1765. Venezuela, contaba además con otro problema. Algunas áreas estratégicas estaban pobladas por indígenas (los caribes o los motilones), que se resistían violentamente a su colonización. La Corona quiso entonces que la política de poblamiento se llevara a cabo a través de la labor misional, de la orden de los capuchinos. Éstos y familias canarias deberían fundar pueblos en la región oriental venezolana que en su mayoría fracasaron por la inseguridad de la zona. Así los emigrantes canarios se dirigieron, aprovechando el auge del cacao, a la zona centro (Los Llanos). Al fundarse en 1728 la Compañía Guipuzcuana (órgano de la Corona para controlar los impuestos sobre las producciones agrícolas) se controla la comercialización, el abastecimiento de esclavos y de los productos necesarios en la colonia, y el contrabando. Esto produce una crisis entre los pequeños propietarios, entre los que se encuentran la mayoría de canarios, lo que conlleva a continuos alzamientos y conflictos. En Cuba el órgano encargado de los controles de la producción se llamará Estanco del Tabaco. A través de él los cosecheros debían vender toda su producción. Estos se oponen y llegan a situaciones de permanente conflicto que culminarán en 1741 con la creación de la Compañía de La Habana. Antes y durante el XVIII los canarios en Cuba se dedicaron al cultivo del tabaco, de rastrojos para el ganado, de vegetales y a los pequeños comercios del interior. Asimismo cuando se introdujo el azúcar se dedicaron a trabajar como mayordomos de las haciendas o como técnicos especialistas en dicho cultivo. La Corona, en su obsesión por evitar el contrabando y evasión de metales preciosos había conducido a un escaso poblamiento en la región del Río de la Plata (Argentina y Uruguay), pero al ver el peligro de la proximidad portuguesa en Brasil decide potenciar la colonización de la zona, enviando 30 familias canarias que darían lugar a la fundación de Montevideo (capital de Uruguay). ESEKEN (Edición impresa), Nº 16. Página 3.


Dolor. Alfonsina Storni:


Quisiera esta tarde divina de octubre
Pasear por la orilla lejana del mar;

Oue la arena de oro, y las aguas verdes,
Y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
Como una romana, para concordar

Con las grandes olas, y las rocas muertas
Y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
Y la boca muda, dejarme llevar;

Ver cómo se rompen las olas azules
Contra los granitos y no parpadear

Ver cómo las aves rapaces se comen
Los peces pequeños y no despertar;

Pensar que pudieran las frágiles barcas
Hundirse en las aguas y no suspirar;

Ver que se adelanta, la garganta al aire,
El hombre más bello; no desear amar...

Perder la mirada, distraídamente,
Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;

Y, figura erguida, entre cielo y playa,
Sentirme el olvido perenne del mar.
(Alfonsina Storni)

 

 

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