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Santa Cruz: Memorias de Antonio Martí: Objetos:

La infancia de Antonio Martí, nacido en la Calle de la Cruz Verde, transcurrió durante los primeros años del siglo XX. En sus memorias describe cosas de antaño que, casi en su totalidad, hace tiempo cayeron en desuso y su propósito fue olvidado.


Tintura de yodo: Medicamento empleado para prevenir enfermedades infantiles. Los médicos pintaban rayas a modo de rejas en el pecho y espalda de los niños. El doctor Dorkowsky, conocido como el médico ruso, curó a la madre de Martí de un padecimiento muy preocupante usando sus yerbas y sus procedimeintos naturistas. Otros médicos de su época citados son Diego Guigou, Aurelio Solís, Veremundo Cabrera (La Laguna), el doctor Fariña [«el médico de los locos»] y Ernesto Castro (Tacoronte).
Hiposulfito: Líquido empleado como fijador en el proceso de revelado de fotografías a principios del siglo XX. El padre de Antonio Martí era fotógrafo de profesión con estudio en la Calle de las Tiendas. Entre los objetos de su estudio estaban flores de papel, asientos elegantes y puros de madera con los que posaban los reclutas de uniforme. El estudio reunía los domingos una tertulia de amigos aficionados a la fotografía, aunque el tema principal era la política y las opiniones de republicanos ilustres. Los aficionados comentaban detalles de las obras del destacado fotógrafo Trino Garriga. Recibían un tratamiento especial los que llevaban a revelar clichés propios y hacían pruebas supervisadas para obtener resultados más artísticos.

La Cruz Verde: A principios del siglo XX se colocó en la Calle de las Tiendas una cruz de madera pintada de verde y con el tiempo la calle pasó a llamarse Cruz Verde. La cruz se puso en honor de la gesta contra el intento de invasión de Nelson. Las unidades comandadas por Troubridge, desembarcadas por la parte del barranco de Santos y la Carnicería, tenían como objetivo el asalto al castillo de San Cristóbal. El combate en las calles fue tan duro que vieron necesario retirarse por la Calle de las Tiendas. En la esquina con Barranquillo [antes de la Luz, luego Imeldo Serís] vivía Toribio Gutiérrez, propietario del más importante tren de coches, -coches de caballo, naturalmente-, que entonces existía en la que todavía era la capital de las Islas Canarias.
Cal hidráulica: Se empleaba antes de la aparición de los cementos modernos para construir atarjeas y estanques para el riego agrícola. La finca de sus tíos en Geneto se cultivaba desde siempre sin riego, con agua exclusivamente de las lluvias. Para construir el ramal en que se extendería la atarjea más cercana los vecinos emplearon cal hidráulica. En el barranco de Santos podían verse cultivos de plátanos. La disponibilidad de agua de regadío se enfrentaba a una creciente demanda para uso doméstico en los barrios de reciente construcción. Durante las décadas de 1960 y 1970 los cultivos de plátanos consumían tanta agua que se toma la medida de restringir el riego en función del aumento de necesidades del creciente consumo urbano. Se venía regando casi exclusivamente con aguas del Monte de Aguirre canalizada hasta los barrancos de Santos y de El Hierro, y en las afueras (Ballester-La Costa, Cruz del Señor). En 1912 el Ayuntamiento aprueba el proyecto de construcción de una atarjea desde Tahodio para llevar hasta la zona de La Costa las aguas de Aguirre.
Automóviles: La presencia de coches de gasolina en todas partes fue un rápido cambio de paisaje que muchos vecinos lamentaban. De La Laguna de su infancia dice que no había trueno de motores y bocinas. Martí se lamenta al visitar la finca de La Montañeta (Geneto), que está partida en dos por las obras de la Autopista. No puede reconocer ni el Hoyo de la Tasquilla, antaño lleno de árboles tropicales, ni el Lomo de «las Núñez», donde se producían los más sabrosos higos-picos que he comido en mi vida. El Camino de los Coches era uno de los límites del terreno donde se levantó en poco tiempo el Barrio de los Hoteles, comenzado en 1891. En 1928 se derriba el Castillo de San Cristóbal y la transitada zona mejora para el paso de vehículos. En 1929 finalizan las obras del puente Galcerán que facilita el tráfico hacia zonas edificables del oeste, salvando el obstáculo del Barranco de Santos.
Troncos secos de retama: En las casas de campo se empleaban para alimentar el fogón donde se cocinaba. Describe cómo las papas azucenas se ponían a arrugar en latas de petróleo. En la casa familiar de Geneto la cocina estaba en la misma estancia donde permanecía la mula. Se trataba de la casa principal de los dueños, no la del medianero, que era muy inferior en comodidades.

Caja de los huesos: La familia llamaba por ese nombre a una robusta caja de madera donde se guardaban las figuras del Nacimiento que se colocaban en Navidad. Había sido empleada para trasladar los restos de un pariente fallecido en Cuba. La familia Martí, a la hora de montar el Belén, tenía como organizador principal a su tío Antonio, que tomaba a su cargo la mayor parte de la tarea. Esta afición no se oponía al hecho aparentemente contradictorio de que era ateo, republicano y librepensador, aunque por otro lado era buen amigo del cura Tarife en La Laguna y del Beneficiado de la Concepción, don Epifanio, que vivía en la Calle de las Tiendas. A los niños de la familia se les asignaba la tarea de colocar las planchas de corcho, simulando montañas, y acumular el musgo que representaba la yerba.
Boliches canelos: Caramelos con la forma de pequeñas bolas de anís que se vendían a una perra gorda el puñado en el almacén de comestibles de los hermanos Pérez en la esquina de Imeldo Serís con Cruz Verde. Rafael y Pedro Pérez eran, respectivamente, el padre y el tío del poeta Nijota.

Bomberos: Entre los vecinos era sinónimo del calabozo municipal situado en el edificio de los Juzgados. Allí iban a parar ocasionalmente los borrachos y pendencieros que alteraban el orden público de la ciudad.
Cubos para incendios: A principios de siglo las calles de Santa Cruz no disponían de agua a presión. Cuando se declaraba un incendio las campanas de las iglesias tocaban a incendio para que los vecinos acudieran con cubos. El cuerpo de bomberos, formado por funcionarios destacados por su falta de utilidad, se tomaba un tiempo considerable en llegar al lugar del siniestro con una bomba manual de palanca. Luego había que tener suerte en que una manguera pudiera ser conectada a un pozo cercano. Estos métodos precarios conseguían pobres resultados y la gente confiaba poco en el servicio.

La Casa del Miedo: Antonio Martí vivió un tiempo durante su infancia en una casona en el Cercado del Marqués en La Laguna, sobre la que escribiría un relato sobrecogedor centrado en un crimen pasional. El relato, publicado en el periódico La Prensa, dio pie a que se acrecentara la fama del lugar como encantado, dando por hecho la muerte de un amante clandestino en el hueco de la chimenea con frente de mármol. Sobre el lugar le quedó gran impresión del intenso croar de las ranas en la zona de la Noria Grande, que describe como una excavación negra revestida con paredes de piedra. El concierto se repetía en la fuente de Cañizares y en el Pozo Cabildo. Le gustaba dar largos paseos recorriendo los caminos de la Vega y los montes que la limitan, hacia Las Mesas, la Mesa, la Mesa - Mota, la Montaña de las Cuevas y La Atalaya.

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