Tenerife Wine:
"But I faith, you have drunk too much canaries and that´s a marvellous searching wine, and it perfumes the blood ere one can say: What´s this?" Henry IV part II (William Shakespeare) But that which most doth take my muse and me, Is a pure cup of rich Canary wine, Which is the mermaid's now, but shall be mine. (Ben Jonson, 1573-1637)

Nowadays:
Growing wines is an important sector of the economy. The Islands spesific volcanic earth and the wines perfect adaptability to the many existing microclimates on Tenerife have made the Island an exceptional wine-growing area. Grapes of the same variety cultivated in different small geographical areas present a wide range of oenological characteristics. The wines of Tenerife are regaining their own personality and are becoming the ideal drink to accompany island dishes. Local wines has established an enormous popularity amongst the locals. Over time the knowledge and the practices of viticultural traditions have expanded, giving rise to a rich diversity of high quality wines. Tenerife produces excellent red, white and rosé wines, all produced under 5 different 'denomination d'origen' that cover the different growing areas.

History:
Tenerife has been reputed for the quality of its wine for hundreds of years, since the conquest of the islands. First vineyards in the 16th century established a rich variety of wines from their original locations. Very soon wine production became a flourishing economic activity. Their finest wine was called Malmsey, which could be found in the cellars of all the European Royal Houses, along with Sack and Canary. Both Portuguese ans Spanish colonies in Africa and America were important places of destination. Deteriorated relations between England and Spain and national administrative obstructions caused a decline in production during the 18th century.

To guarantee the fine knowledge and a promotion of these wines, The Casa del Vino La Baranda was founded in 1992. Situated at the Municipality of El Sauzal. Protected by five Denomination of Origin certifications that cover the island: Abona, Tacoronte-Acentejo, Valle de Güimar, Valle de La Orotava and Ycoden-Daute-Isora, that certify the provenance and the quality of the wine produced on the island – a quality that speaks by the many prizes and widespread recognition, national and international. These Denominations of Origin are administered and regulated by their respective Regulatory Bodies, responsible for monitoring and guaranteeing grape and wine production on the island.

Visits:
Wine is an important part of the island’s cultural heritage. The best way to get to know the wine culture of Tenerife is to visit the island’s wine cellars. Some of them have their own museums and virtually every cellar has tasting facilities, where you can buy the local wines directly.


Neoclásico: Pintura:

El amor de los ilustrados a la naturaleza, su preocupación por los niños y un cierto sentimentalismo nacido de las ideas de Rousseau ejercen su influencia en la pintura. Los retratos buscan una faceta más íntima y más psicológica. El maestro de esta pintura sentimental es Greuze (1725-1805). El XVIII es el gran siglo de la pintura inglesa: Hogarth, pintor crítico de la sociedad de su época; Reynolds, autor d elegantes retratos; Gainsborough y Constable, grandes paisajistas. Turner cierra el ciclo pictórico ya mediado el siglo siguiente con sus paisajes marinos, anticipos del arte impresionista. Al terminar el siglo, el gusto por la antigüedad motiva la aparición de una pintura clásica. El intento era arbitrario porque no se conocían restos de dicha pintura, sino a través de copias o descripciones literarias. David es el pintor más representativo y será el pintor oficial del Imperio napoleónico. La imitación a los clásicos, en la escultura, representó menos problemas por la abundancia de restos, pero sus creaciones carecen de originalidad. El danés Thorwaldsen y el napolitano Canova son los más destacados. Thorwaldsen trabajó en Roma y es autor de esculturas de gran perfección de formas, aunque un tanto inexpresivas. Canova tenía un mayor sentido de la belleza plástica y sus esculturas están dotadas de una mayor inspiración. Trabajó para la familia de Napoleón, siendo el escultor de moda en las épocas del Directorio y del Imperio. Salv estos dos escultores, el resto de los neoclásicos carece de relieve.

España:
Al mismo tiempo que el barroco desarrolla su recorrido final con buena acogida popular, hay un arte cortesano de inspiración clasicista importado por los Borbones, que se impondrá definitivamente con la creación de la Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1752, por obra de Fernando VI. Sus fines eran la difusión y enseñanza del arte basado en las normas clásicas. En principio se organizó bajo la dirección y profesorado de artistas franceses e italianos de segunda fila. Sus resultados globales fueron pobres, ya que el arte español del XVIII, salvo las grandes construcciones regias, resulta frío e impersonal. En cambio se alcanzó un alto nivel en las artes industriales (loza, sedas, tapices y vidrios).

La arquitectura palaciega y la corriente neoclásica:
Con Felipe V comienza una gran actividad constructora a imitación de la monarquía absoluta francesa. La primera obra importante fue el Palacio y los jardines de la Granja, comenzada por Ardemans y terminada por otros arquitectos extranjeros. Para sustituir el viejo Alcázar de los Austria mandó levantar el Palacio Real de Madrid, comenzado por Juvara y terminado por Sachetti. Es un enorme bloque levantado sobre un basamento, al que la variedad de columnas, frontones y ventanas da algo de ligereza. Fernando VI continuó la fiebre constructora de su padre. Encargó al italiano Bonavia la reforma y ampliación del Palacio de Aranjuez, que completó con unos jardines bordeando el Tajo y un poblado anejo. Con Carlos III triunfa la corriente neoclásica. Uno de sus introductores fue Ventura Rodríguez, arquitecto de formación inicial barroca, que reformó y terminó, en el nuevo estilo, la Basílica del Pilar. De Sabatini es el monumental Arco de Alcalá en Madrid. Juan de Villanueva es el más puro de los neoclasicistas y autor de numerosas obras: la Casita de Arriba y la Casita del Príncipe en El Escorial, y el Museo del Prado en Madrid, concebido inicialmente como Museo de las Ciencias Naturales.

La pintura y escultura académicas:
La pintura española del siglo XVIII es en realidad una pintura de extranjeros en España. Felipe V tuvo a su servicio retratistas ampulosos y afectados (Ranc, Van Loo, Giaquinto). En la corte de Carlos III trabajó el gran decorador Tiépolo. De todas las figuras extranjeras fue Mengs la que ejerció mayor influencia. Su pintura es colorista y de gran perfección formal. Decoró numerosas bóvedas y pintó muchos retatos. De sus discípulos españoles fueron Maella y Bayeu los más inspirados. La escultura se inspira en los maestros neoclásicos extranjeros. De la actividad de aquella época quedan numerosas huellas en la capital de España: la fuente de Neptuno, de Pascual de Mena; la fuente de Apolo, de Manuel Alvarez, y la Cibeles, de Francisco Gutiérrez.

Las artes industriales:
Los Borbones impulsaron una artesanía industrial de gran nivel artístico. El Conde de Aranda levantó la fábrica de cerámica de Alcora, bajo la dirección de técnicos extranjeros. Carlos III estableció una fábrica de porcelana en el Buen Retiro, destinada al abastecimiento de los palacios reales. También fundó una fábrica de vidrios finos en la Granja y una fébrica de tapices en Santa Bárbara, para la que trabajaron varios pintores. Aunque esta artesanía industrial estaba destinada a satisfacer las necesidades de la Corona, a veces algunos excesos de producción se vendían libremente.