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Crucero Canarias La Marina Española en Guinea Ecuatorial:
LA INFANTERIA DE MARINA. LOS SUBGOBERNADORES. UN BALANCE QUE HONRA Y ENALTECE
No quedaría completo este estudio siquiera en parte si no se dedicara. una especialísima mención a la fundamental contribución colaboradora de la Infantería de Marina en la formación y desarrollo de Guinea, en donde adquiere un brillante historial a través de una feliz participación en varias etapas. De Infantería de Marina son las primeras fuerzas militares que llegan a Fernando Poo formando parte de la expedición de Chacón y que en 1859 constituían una pequeña sección de veinticinco hombres al mando de un oficial, acuartelados en la urca Niña por carecerse de edificio acondicionado en tierra. Es obvio remachar, pues bastante se ha aludido ya a ello. las dificultades y penosas experiencias de toda índole que esta primera fuerza expedicionaria soportó en los primeros tiempos. Sin cuarteles, bases o campamentos, sin créditos ni subvenciones y apenas otros medios materiales que los indispensables para supervivir, han de suplir con entusiasmo y disciplina esta penuria de disponibilidades y emprender la tarea encomendada de vigilancia, policía de los caminos y de las costas, mantenimiento del orden y la seguridad de la colonia, esbozando las reglas de una incipiente logística que el esfuerzo y tesón se encargaran mas tarde de consolidar y perfeccionar. Salvo el breve paréntesis del gobierno de los brigadieres, en el que las primitivas fuerzas de Infantería de Marina fueron reforzadas por una Compañía de ejército llegada a bordo de la urca Santa María y goleta Caridad, durante toda la segunda mitad del siglo XIX y en los primeros años del xx —concretamente hasta su sustitución en 1908 por la recién creada Guardia Territorial— , las fuerzas de Infantería de Marina, con sus Jefes, oficiales, suboficiales y tropa española muy bizarramente completada por soldados africanos, constituyeron las más importantes fuerzas coloniales v sobre ellas descansó en no pocas ocasiones la salvaguarda pacifica de las posesiones de Guinea, a cuyo progreso y desenvolvimiento en forma tan eficiente cooperaron, y a pesar de que esta permanente continuidad no quedará interrumpida a lo largo del tiempo reseñado, varias fechas destacan , pero la nueva organización no fue dotada de medios bahía el presupuesto de 1908,esencialmente en los anales de su aportación. En marzo de 1885, siendo Gobernador el famoso Montes de Oca, se convierte a Elobey en subgobierno y se le dota. de un destacamento de Infantería de Marina, que a lo largo de una actuación intachable se ejercita en misiones de verdadero compromiso y responsabilidad, de las que siempre sabe salir airosa. En febrero de 1897, durante el mandato del Gobernador España, se encomienda a la Infantería de Marina especiales servicios de vigilancia y custodia de una expedición de deportados filipinos con arriesgadas comisiones propias de la situación de estado de guerra proclamado en la colonia, y cuando el despojo ha sido consumado, tras los acuerdos del Tratado de París en julio de 1901 se ocupa Bata y se designa como subgobierno, instalándose en ella el primer destacamento de fuerzas españolas, a quienes va a tocar jugar, en momento de un confusionismo lógico, un importante peligroso papel; fuerzas que, -naturalmente, son de Infantería de Marina, quienes también ocuparon los destacamentos franceses de los ríos Benito y Campo-, una vez abandonados por aquéllos. No hay que insistir en resaltar la vitalísima función desempeñada en todo tiempo y trance por los bien formados cuadros de los hombres de la sardineta sobre la bocamanga.

Mapa del Golfo de Guinea Un nuevo proyecto de ley presupuestaria para Guinea, sometido a las Cortes por el Ministerio de Estado en 1907, suprimirá, la Compañía de infantería de Marina del Golfo de Guinea, que junto al actual servicio de policía y el resguardo de aduanas se habrán de refundir en un nuevo y único Cuerpo que se titulará "Guardia Colonial", y cuando este nuevo instituto, con el que se pretende conseguir una eficaz organización en cuanto agrupa una mayor proliferación de cometidos, asume los servicios encomendados a la Infantería de Marina, los efectivos de ésta —datos para la historia— eran los siguientes: un Capitán, seis Tenientes, un sargento de primera, seis de segunda, ocho cabos, cuatro cornetas, cincuenta soldados peninsulares y ciento cincuenta indígenas. La cabecera de la Compañía radicaba en Santa Isabel, existiendo solamente en Basilé en estos últimos años un pequeño destacamento de aclimatación y convalecencia. El destacamento de mayor importancia estaba en Bata al mando de un Teniente, subsistiendo otros de menos cuantía en puntos estratégicos de los ríos Benito y Campo, comandados ambos por un Oficial subalterno, mientras que Elobey Chico, próximo a ser desalojado de sus funciones subgubernamentales, un cabo y veinte soldados se encargaban del buen mantenimiento del orden y la tranquilidad en el pequeño islote y zonas limítrofes encomendadas. Pero aunque todas las apariencías parezcan indicar el termino de una misión con el traspaso de funciones al relevo colonial no sucede propiamente así. Los primeros Oficiales del nuevo organismo son también Oficiales de Infantería de Marina que solicitaron y obtuvieron autorización para formar parte de los nuevos cuadros y que aportan por ello una experiencia valiosísima acreditada en empresas anteriores y años más tarde, cuando el estallido de la Gran Guerra llega hasta las selvas y los ríos del Africa tropical, la .Infantería de Marina vuelve a reaparecer en tierras de Guinea con la solvencia y autoridad que como institución armada posee para el mantenimiento del orden en las fronteras y especiales misiones de vigilancia y control de los campos de internados alemanes en el Cameroun, creados por el Gobernador Barrera y que en determinados momentos llegan a ostentar imprevisibles cifras de combatientes acogidos a la neutralidad española . Evidentemente no puede desligarse de la acción marinera en general la trayectoria de la Infantería de Marina en la isla de Fernando Poo o territorios del Muni, pues parte sustancial forma de un todo específico, bajo el denominador común de la subordinación a las consignas patrias. Sin embargo, la participación directa de estas fuerzas en memorables ocasiones y su contribución esencial a la colonización de Río Muni, incorporado realmente a España tras los acuerdos de París, obliga en justicia a la dedicación de capítulo aparte, al menos en cuanto se refiere a las etapas definidas de primeros de siglo, en que la labor encomendada a la Infantería de Marina es sencillamente agobiante. Que no es escaso mérito la delimitación perfilada y progresiva, palmo a palmo, pero sin retroceso, de un territorio en su mayoría hostil, virgen y mal predispuesto bacía los españoles por sus antiguos e injustificados ocupantes . De la oficialidad presente en Guinea en los momentos de la liquidación de la Compañía de Infantería de Marina pasaron a la Guardia Colonial, al amparo de la Real Orden del Ministerio de Estado de 2 de enero de 1908,que los facultaba, para ello, los Tenientes Arisi de Lucas, Carlos Roca y Jiménez Montero, mientras que los Oficiales del mismo empleo Rodríguez Canosa, Casares Sanchez y Gómez Imaz embarcaron con el resto de las tropas para Cádiz. Con respecto del personal indigena. explorada su voluntad para integrarse en la Guardia Colonial, la mayoría optó por el pase a dicho Cuerpo. Según las estadísticas, el campo de internamiento de fuerzas combatientes alemanas en Fernando Poo Ileso a contar con un efectivo de 17.000 personas, y aunque su, instalación parecía en principio que plantearía graves problemas, no fue asi por la admirable labor de organización desplegada por el Gobernador Barrera. La expedición de Infantería de Marina, que como fuerzan expedicionarias procedentes en la mayor parte de la guarnición de Larache llegó a Fernando Poo, estaba. formada de esta manera: un Comandante, tres Capitanes, cuatro Tenientes, tres médicos, seis sargentos, siete practicantes, doce cabos, tres cornetas, un tambor, ciento veintinueve soldados, un caballo y un mulo. El Comandante de estas fuerzas fue don Manuel Jiménez -Pidal, que encabeza sus escritos como «Comandante de Infantería de Marina destinado en comisión en esta colonia para el mando de las Imperiales y Reales Tropas coloniales procedentes del protectorado alemán del Cameroun internado en estos territorios». Los Oficiales •de esto, última estancia de la. Infantería de- Marina como fuerzas terrestres fueron los señores Bustillo y Pery, Fernández de Teruel y Terán, Ezcay Maestre, Benigno Comunión, Oliva, Torre, Falcón y Soria.

Mapa del Golfo de Guinea Como en tiempos anteriores, en que los misioneros baptistas propalaron toda clase de rumores contra la colonización española, creando un estado de recelo cuando no de franca hostilidad por parte indigena los franceses no quisieron ser menos en cuanto a la prevención y predisposición de los nativos de! interior del Muni contra la acción española. El problema del enmarcamíento fronterizo continental fué siempre el punte espinoso en la cuestión de límites hispano-franceses, ya que el corte geográfico por medio de paralelos y meridianos no ha resuelto jamás de un modo terminante el litigio. Con anterioridad a la ocupación efectiva del territorio muniense frecuenten incidentes surgían con los franceses por la necesidad de solucionar la cuestión de la frontera por el sur, motivada por el corte de un mismo paralelo del rio Utamboni en dos puntos antagónicos próximos al río Metombe, reclamados por Francia como propios. Para el hallazgo de una solución viable, el Teniente de Navio don Fernando Carranza, al frente de una comisión mixta, en la que los efectivos militares eran infantes de Marina, con grandes trabajos, sinsabores y naturales dificultades contorneó el perímetro total del territorio, atravesando suelos jamás pisados por el europeo y dando a conocer en un importantísimo informe (convertido' después en documentado y ameno folleto) el estado de la cuestión y las insoslayables y problemáticas situaciones por las que habría de pasarse. La "Compañía de Infantería de Marina del Golfo de Guinea", en los momentos en que .se trazaban los últimos detalles para la entrega y aceptación de Río Muni, y a la que estaba encomendada la guarnición de las islas, era mandada por el Capitán don José Jorquera, veterano de las campañas de Cuba y Filipinas, y sus oficiales eran los Tenientes don Adolfo del Corral, don Alejandro Jacquetot, don Luis Martí, don José Rodríguez Pita, don Gregorio Granados, don Patricio Montojo y don Emilio Martínez Cardenal y el Alférez don Rafael Granados, último de los supervivientes de aquellos cuadros, fallecido hace poco tiempo, y que en aquella ocasión contaba apenas diecisiete años de edad. Otros Jefes y oficiales desfilaban por aquellas avanzadas tropicales de primeros de siglo. Los apellidos Díaz Montero, Albarra-cín, Delgado Criado, Martel, De la Rosa, González, Raposo, Qnintián, Cañas, Castro Navarro, Montes Soriano, Del Castillo, Bugallo, García de Paredes, Casares Blanco, Arizi de Lucas, Carlos Roca, Martín Valdivieso, Rodríguez Canosa, Martínez Franchesi, Gómez Imaz, Aubarede, Gálvez, Colombo, Arenzana, etc., van asociados brillantemente a esta presencia efectiva española que sigue cumpliendo su deber a despecho de criticas o animadversiones.

Mapa británico del Golfo de Guinea. H.Moll Por aquellas gestiones que la Historia ha juzgado al paso de los tiempos de muy distinta manera, pero que valieron nada menos que la creación de un marquesado, el cañonero General Concha, de estación en Fernando Poo, trasladaba a Bata, un día de julio de primeros de siglo, al Teniente de Infantería de Marina Jacquetot, Alférez Granados y Médico segundo de la Armada Faustino Belascoaín, a más de cincuenta soldados senegaleses al servicio del Cuerpo. La misión encomendada en este trance sobrepasaba en mucho a un simple trámite de reconocimiento o vigilancia. Se trata nada más y nada menos que de la aceptación de los territorios continentales que van a ser entregados a España. Extraña la ausencia de solemnidades protocolarias, de discursos; grandilocuentes, de banquetes y conmemoraciones; pero los políticos y los prohombres; están muy lejanos, física y espiritualmente, de aquel olvidado rincón hispano; por eso la ceremonia de la entrega no puede ser más concisa en su .sencillez. "Formadas las fuerzas de Infantería Colonial (francesas) y de Infantería de Marina (españolas) a ambos lados de un elevado mástil donde ondeaba el pabellón francés, fue arriado éste a los acordes de la marsellesa, interpretada por una banda militar procedente del Gabón; e inmediatamente, a los marciales sones de la marcha real. la bandera española fue ascendiendo lentamente hasta coronar el asta del mástil entre la emoción de aquel mínimo puñado de españoles testigos y partícipes de la escena" .El relato está tomado directamente de una descripción de! Coronel de Infantería de Marina don Rafael Granados y Gómez de Busto, último superviviente de aquellos cuadros de Oficiales de los momentos de la incorporación de Rio Muni, hasta hace aproximadamemte un par de años que falleció. Por él sabemos que los franceses no dieron, tampoco demasiada solemnidad al acto de la entrega, pues, fue también un Joven Oficial galo, el Teniente Félix de Vilbois, el comisionado .para la cesión del territorio. Las fuerzas francesas se retiraron días más tarde a 'bordo fiel Albatros, que posteriormente naufragó en aguas de nuestra zona Momentos más tarde ambas formaciones rompían filas, y España quedaba nuevamente en posesión de un territorio que por derecho propio le correspondía y al que iba a dedicar sus mejores afanes y desvelos al paso de los tiempos. Dos días después las tropas francesas embarcaban en el buque Albatros y el cañonero Concha retornaba a Santa Isabel al Teniente Jacquetot y diez soldados, quedando el joven alférez Granados de primer Subgobernador interino y jefe del destacamento compuesto por cuarenta soldados nativos de Infantería de Marina, e] médico de la Armada y un practicante, basta 1a llegada del Subgobernador efectivo, Teniente de Navío Narciso Diez. A la Infantería de Marina —no puede discutírsele— le cabe, pues, el legitimo orgullo de haber recibido, mantenido y conservado, en nombre y representación de España, la provincia ecuatorial más benjamina de la Patria.

Mapa del Golfo de Guinea Y con la entrega material del territorio del Muni puede decirse que comienza otra entrega total de amplia dedicación y esfuerzo por parte de las tropas que integran los destacamentos continentales, la mayor parte de ellos de nueva creación y dotados únicamente con muy precarios medios. La Infantería de Marina se encuentra en el territorio que acaba de ocupar, y del que los franceses han usufructuado durante tanto tiempo, con que no han dejado la menor huella de civilización, exceptuando —si civilización puede llamarse a ello— 1os viejos caserones sobre postes de madera y otros pequeños accesorios. No existían pistas, caminos o carreteras, llegando el bosque de forma impresionante basta los mismos límites de Bata. Tampoco escuelas, dispensarios y mucho menos hospitales. Como si hubieran presentido que la ilegitimidad de su dominio les habría de llevar tarde o temprano a su abandono, no quisieron dejar nada que se pudiera utilizar y ni siquiera podía encontrarse en el curso de los ríos dcl interior ni un improvisado puente que luego se abandona sin la molestia de destruirlo. Todo hubo que ser proyectado, construido, reemplazado, recorriendo, tranquilizando y pacificando, porque, eso sí. la huella que 'habían dejado bien impresa fue la de una predisposición de ánimo contraria a la ocupación española, que dificulta y entorpece la labor de penetración y asentamiento y los buenos deseos y planes para una abnegada colonización en la que la Infantería de Marina va a participar de forma muy notable. Como consecuencias de este estado de cosas la tarea fue ardua v las expediciones de penetración e incluso las operaciones de pacificación, porque en varios puntos del interior la hostilidad tardó mucho tiempo en vencerle, se sucedieron sin que ni obstáculos ni contratiempos hicieran la menor mella en el ánimo de los emprendedores oficiales que la dirigían. De entre ellas destaca la que en 1903 salió desde Bata al Utonde al mando del Capitán de Infantería de Marina, Subgobernador de Bata, acompañado de los Oficiales Quinta, Díaz Sorra y Rodríguez, con el objeto de someter a las tribus del rey pamuc Bokubon, que azotaban implacablemente los poblados costeros de bengas, combes y bacupos, con rápidas incursiones. La expedición se adentra hasta donde el terreno lo permite, llegando a los lí-mite de Alum en plena zona montañosa. La misión termina con el más feliz resultado por la extraordinaria y enérgica habilidad desplegada por el Capitán Colombo, entre vítores a España y bailes populares. Con acuerdos ratificados por el jefe indígena regresan a Bata a través de riscos y montañas inexploradas, recibiendo la felicitación del Gobernador Ibarra. Los pamúes Nsamangón, subditos del rey Bokubon, quedaron muy impresionados ante unas frases muy gráficas del Subgobernador Colombo: "Los españoles son como el elefante, que anda majestuoso y sin molestias ni preocupaciones por los obstáculos que se le presentan; pero cuando alguno le molesta a él, arremete y lo pisotea hasta dar fin al desgraciado que tuvo tal atrevimiento". Todavía los años siguientes menudearon las operaciones de limpieza v restablecimiento de orden en los más levantiscos poblados pamúes, labor ésta realizada con paciencia y tacto por los disciplinados cuadros de Infantería de Marina del Golfo de Guinea, que llegó a familiarizarse de tal modo con el nativo que bien pronto un nutrido voluntariado pamúe solicitó su alistamiento en filas. Los destacamentos coordinan ordenadamente sus operaciones, y el territorio recién incorporado, empieza a adquirir la peculiar fisonomía de las zonas ya colonizadas de Calatrava y Cabo San Juan, donde los misioneros ejercen sin trabas su benéfica labor y los comerciantes trafican pacíficamente con sus productos. De todos los sectores y puntos estratégicos encomendados a la Infantería de Marina sobresaldrá por su comprometida posición el destacamento de N'Gande, que domina una amplia zona en la frontera sur del continente y que con cierta frecuencia tiene que asegurar el desarrollo pacífico de au demarcación. No pretendemos alargarnos en el relato de todas y cada una de las comisiones realizadas por estos esforzados Oficiales y soldados de la institución, pues muchas páginas habrían de utilizarse para ello; pero sí recalcaremos —y a hechos concretos nos remitimos— la limpia ejecutoria de que estas acciones van Investidas. Buena parte de ella seguirán correspondiendo a la jurisdicción del destacamento de N'Gande, cuyo Comandante, el Teniente Rívas de Lucas, al restablecer la disciplina en el pueblo de Ilúa, a orillas del río Utonde, resultó herido por un balazo, teniendo que ser operado quirúrgicamente y obteniendo la cruz de primera clase de María Cristina, recompensa extensiva a sus soldados, que la merecieron en la categoría de plata. Así, cuando llega la hora del relevo, la Infantería de Marina puede presentar la irrebatible realidad de unos cuadros experimentados, formados en la más estricta disciplina, y una organización coordinada de sus avanzadillas y destacamentos básicamente provechosa para el planteamiento logístico de! futuro. El estudio de una distribución de las fuerzas en distritos militares se debe al Teniente del Cuerpo don Maximiliano -Rodríguez Canosa, siendo visto con agrado y posteriormente aceptado el proyecto de organización con felicitación expresa del Gobernador Ibarra. El mapa militar de los territorios de Guinea queda dibujado de la siguiente manera: 1) Distrito militar de Fernando Poo, donde radica la jefatura cié las fuerzas en Santa Isabel y compuestos por los destacamentos de Santa Isabel y Basilé y todos los comprendidos o que en el futuro se establezcan dentro de la isla. 2) Distrito militar de Bata, al mando de un primer Teniente y constituido por destacamentos en Bata, Río Campo, Punta M'Bonda y Rio Benito; v 3) Distrito militar de Calatrava-Elobey de mayor magnitud por corresponder a zona más colonizada, integrado por el destacamento de Calatrava y sus anexos de N'Gandc, Punta Dickie, N'Dote, Aye, Bangani, Coriseo y Asobla y todos aquellos que hubieran de establecerse dentro de aquella propia jurisdicción. Para el mejor orden interno, el Capitán jefe del Servicio revistaría semestralmente los destacamentos y los Comandantes cíe los distrito;-, militares de Bata y Elobey tendrían que hacerlo cada tres meses con respecto a todos los destacamentos de su jurisdicción- Ninguna otra mejor prueba que resuma, defina y refleje el alcance y contenido del cumplimiento de una misión que la transcripción integra del último y emotivo oficio que el jefe de las fuerzas de Infantería de Marina dirige al Gobernador general en los momentos del relevo, y que reza asi: "Compañia de Infantería de Marina en el Golfo de Guinea: Comandancia. Excmo. Sr.—Cumpliendo la disposición contenida en la Real Orden del Ministerio de Marina del 31 de marzo último, y al embarcar para España el personal de la compañía que accidentalmente me he honrado mandando, cúmpleme expresar a V. E. el profundo sentimiento con que salimos de estas posesiones.—Encomendada a estas fuerzas, durante largo tiempo, la representación armada de nuestra Patria y enorgullecidos por ello, nada más natural que el dolor en cesar en tan noble desempeño, puesto que la satisfacción del exacto cumplimiento del deber hace olvidar sacrificios v abnegaciones pasadas..—En V. E.. primera autoridad de la colonia, vemos la representación de ella y como a tal dirijo la despedida respetuosísima y llena de leal adhesión que interpreto en nombre de mis subordinados.—Dios guarde a V. E. muchos años.—Santa Isabel, 24 de junio de 19....—El jefe de las fuerzas, Maximiliano Rodríguez.—Excmo. Sr. Gobernador general de Guinea." Noble clausura así de una eficaz y generosa entrega animosamente mantenida en el tiempo y el esfuerzo y que tan alto pone el nombre de la Infantería de Marina en capítulo de feliz recordación. Trazado de antemano el recorrido temático de esta obra y en el deseo de seguirlo con la mayor fidelidad, su misma sistematización ha exigido en ocasiones pasar por alto el obligado y debido recuerdo a la fundamental contribución de los subgobernadores —y con ellos secretarios generales, Capitanes de puerto y demás numerosos funcionarios de la ancha familia marinera—, a este buen quehacer del impulso- constructivo de la Guinea española. Pero omitir no es olvidar, y aun a punto de rendir la última singladura, ¿cómo dejar en el tintero siquiera la breve y telegráfica noticia de quienes por derecho propio son merecedores de una mayor amplitud informativa? Desde que en 1858 se creó oficialmente el primer subgobierno de Elolcy Chico, ampliado después en 1901 con la aparición de otro nuevo subgobierno en Bata y el emplazamiento temporal de otro en Cogo, hasta que el proceso integrador de la Ley de 30 de julio de 1960 convirtiera el único subgobierno existente y titulado "de la Guinea continental española", la investidura marinera del cargo ha sido continuada e incesante, dando paso a una labor tanto más fecunda cuanto más abnegada, y en la que la estrecha colaboración con el mando superior de las posesiones, las sustituciones, los interinazgos y las comisiones de responsabilidad y altura le han otorgado un rango inconfundible.

Elobey Pasaron por el subgobierno de Elobey figuras como las de los Tenientes de Navio Navarro Cañizares, infatigable mantenedor de una campaña de atracción de voluntades bubis hacia España, coronada con éxito a través de emprendedoras caminatas a los pueblos más lejanos e inaccesibles predicando con el ejemplo del más encendido patriotismo y tenacidad. O como la de Dionisio Shelly, queridísimo de todos los indígenas, hacia cuyo mejoramiento de condiciones sociales dedicó incansables energías que terminaron con su propia vida., quedando su labor elocuentemente perpetuada con la dedicación de una bellísima plaza en Santa Isabel. O la de Enrique López Perea, director, entre muchas y muy buenas cualidades, del primer periódico que se publicó en Fernando Poo: colonizador de la isla de Coriseo, a la que dotó hasta de una división adminstrativa; urbanizador del pequeño Elobey, del que cuidó 'hasta los más pequeños detalles y donde consiguió, en el corto espacio de cinco meses, la construcción de un utilísimo hospital bautizado con el nombre de "San Enrique" como homenaje a su impulsor por expreso deseo de sus beneficiarios nativos. López Perca pudo ver bien recompensados sus esfuerzos por el progreso de aquel territorio, donde en su tiempo el estado de higiene y saneamienio alcanzó rápida notoriedad. Otros no fueron tan afortunados por las duras vicisitudes y adversas circunstancias a que fueron puestos a prueba; pero todos, en unánime y fervorosa continuidad, escribieron honrosamente sus nombres en las páginas difíciles y gloriosas de la historia de Guinea; porque Marina y Guinea —quiérase o no— son dos términos inseparables a lo largo y a lo ancho de una entrañable coyuntura histórica... El 27 de mayo de 1858 don Carlos Chacón y Michelena, Capitán de Fragata con el primer nombramiento en propiedad y con efectividad inmediata de Gobernador general de Guinea, toma posesión de su destino. El 5 de marzo de 1964, don Francisco Núñez Rodríguez, Vicealmirante de la Armada, continuador inteligente y eficaz de la acertada política hispana en las tierras del Africa ecuatorial, clausura una gestión de larga permanencia y memorables remembranzas. Pocos meses después, la nueva estructura económico-administrativa de Guinea ecuatorial, dará paso al nombramiento de un Comisario general en la persona del ilustre General Latorre Alcubierre, que hoy ejerce el mando y representa a la autoridad patria del trópico español. Cuando este libro se publica, el Comisario General es el Excmo. Sr. D. Víctor Suances Díaz del Río; Coronel de artillería de arraigadisimo prestigio en la Guinea Ecuatorial en la que prestó servicios durante largo tiempo de su vida, como oficia] de la Guardia Colonial y Administrador Territorial en diversas y difíciles etapas; Subgobernador de la Guinea continental española y Gobernador Civil de la provincia de Río Muni; Comisario General adjunto y Comihano General de la Guinea Ecuatorial en la actualidad. Toda una vida de dedicación v acierto consagrada al buen servir de la Guinea y de España. El autor juzga imprescindible esta llamada, ya que estima de obligada justicia el considerar a don Víctor Suances —de apellidos, por otra parte, tan entroncados a la Marina— como infatigable adelantado de la colonización española y gobernante sin tacha de los entrañables territorios de este trópico. También el actual Comisario General adjunto, Excmo. Sr. D. Rafael Galbe Pueyo, Magistrado y Oficial Jurídico de la Escala de Complemento de la Armada, vistió el glorioso uniforme de marinero español durante la Campaña de Liberación y une a su preclara inteligencia de jurista todas las. virtudes del patriotismo y la lealtad, ofrecidas en diaria y constante entrega desde su alto puesto de gobierno. Se ha jalonado así una época de dignidad y de grandeza. Se han coronado, siempre en animosa ascensión, las cotas de un objetivo inalterable. ¡Gloria y honor a los hombres que supieron alcanzarlo! El balance no puede ser más favorable y enaltecedor. En ciento cinco años de mandato efectivo e ininterrumpido gubernamental, de los treinta y cuatro Gobernadores generales que ostentaron tal titularidad, veinticuatro pertenecían a Cuerpos de la Armada; veintiocho jefes y Oficiales de Marina interinaron igualmente el cargo, y aproximadamente veinte fueron sub-gobernadores propietarios de los establecimientos de Elobey, Bata y Cogo. Diez jefes de Estación Naval actuaron con plena independencia funcional durante los diez años del gobierno militar de los brigadieres, e incontables marinos de mayor o menor categoría, graduación o rango dejaron el granito de arena de su cooperación y de su esfuerzo —¡y cuantos de ellos la vida además!— en esta afanosa y humilde servidumbre creadora y forjadora del signo de una hispanidad inamovible e insobornable.

José Cervera Pery | sanfernandoisla.galeon.com

 

 

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