Recorrido del Duero

 

 

     
 

Duero:
El puente de Soria, a dos km de Covaleda (al NO de Soria), es del sXVII. En Covaleda tienen un efectivo sistema de reparto de pinos comunales para su explotación. Sus vecinos se implican totalmente en el cuidado del bosque con muy buenos resultados. Está muy cerca de la mole nevada del Urbión y del lugar de nacimiento del Duero.

Covaleda - Soria Covaleda - Puente de Soria Salduero

Numancia:
Así que subimos para Numancia, que está en lo alto del cerro que domina el caserío de Garray y la unión del Tera y el Duero. Sopla el viento con fuerza sobre las piedras arruinadas, sobre las columnas y aljibes excavados, sobre las plantas de tomillo que a duras penas brotan entre ellas. Es tan fuerte y tan frío el viento que apenas nos deja oír nuestras propias palabras. Sin duda debió de ser memorable y dura la resistencia aquí, en este páramo altísimo y desolado. Corremos hacia la casa del guarda. Mejor dicho, de los guardas, porque son dos. Emilio y Angel, que así se llaman, están acurrucados junto a la chimenea. Emilio es gordo y un poco sordo, oriundo de Dombellas. Angel nació aquí mismo, en esta misma casa, puesto que su padre y su abuelo fueron los anteriores guardas. Y en esta casa vive, solo, sin luz ni agua. Como un auténtico numantino (Julio Llamazares).

Numancia Laguna Negra Covaleda - Ermita de  San Cristóbal

El románico de Soria: El Camino de Santiago trajo con sus peregrinos a Castilla las formas estéticas que Francia e Italia (Cluny y Lombardía) estaban ya aplicando a sus edificios religiosos. Así en Soria el arte Románico dejó su primera impronta en San Esteban de Gormaz. Aquí, la iglesia de San Miguel, es considerada como uno de los edificios más antiguos de Castilla. En uno de sus canecillos aparece la fecha 1081. Las influencias artísticas francesas, musulmanas, aragonesas y del cercano taller de Silos, fueron incorporadas por los maestros que trabajaban en los talleres sorianos a sus propias técnicas A finales del siglo XII comenzaron a introducir sencillas bóvedas de crucería, y otras estructuras más complejas. En Soria se pueden encontrar más de 300 testimonios románicos. Se conservan entre ellos más de 20 templos porticados.

Abejar - San Juan Bautista San Esteban de Gormaz El Royo

El Camino de Santiago en Soria: Entre los diversos itinerarios santiaguistas que cruzan la provincia el más frecuentado fue el que entraba desde tierras aragonesas por Tarazona a Agreda y, siguiendo la antigua calzada romana, llegaba a la ciudad de Soria para proseguir hasta El Burgo de Osma por Calatañazor y continuar después, por San Esteban de Gormaz y Langa de Duero. Muchos peregrinos aragoneses, una vez llegaban a Soria optaban por encaminarse a Burgos continuando por Abejar hasta San Leonardo de Yagüe. Otro de los caminos entraba desde Zaragoza y Guadalajara por Santa María de Huerta o Medinaceli para encaminarse hacia Almazán y, desde allí, por Berlanga de Duero hasta alcanzar el Burgo de Osma. La Ruta Jacobea de La Lana es uno de los más antiguos trazados comerciales peninsulares. Este camino era el preferido de los peregrinos procedentes del Levante y entraba por Retortillo para enlazar con San Esteban de Gormaz y siguiendo buena parte de la antigua calzada romana se adentraba en tierras burgalesas.

El Royo Vinuesa (NO Soria capital) El Burgo de Osma

Ruta de Alvargonzález: La ruta machadiana de Alvargonzález incluye las localidades de Castroviejo, nacimiento del Duero, Laguna Negra, Santa Inés (Barrio de Vinuesa), Duruelo de la Sierra, Covaleda, Salduero, Vinuesa, Cidones y La Muedra. La Muedra es un pueblo sumergido por el pantano de La Cuerda del Pozo o de la Muedra. Sólo emerge el cementerio y parte de la torre de la Iglesia. Cuando el nivel del pantano baja lo suficiente se puede apreciar su estructura. La imagen misteriosa que la Laguna Negra ya poseía, quedó reforzada por los acontecimientos mágicos que Antonio Machado describe. Los elementos de la naturaleza cobran vida y persiguen con voluntad humana que se cumpla la justicia. Hasta la Laguna Negra, / bajo las fuentes del Duero, / llevan el muerto, dejando / detrás un rastro sangriento, / y en la laguna sin fondo, / que guarda bien los secretos, / con una piedra amarrada / a los pies, tumba le dieron.

Almazán Berlanga de Duero El Burgo de Osma

Primeras líneas del relato: Una mañana de los primeros días de octubre decidí visitar la fuente del Duero y tomé en Soria el coche de Burgos que había de llevarme hasta Cidones. Me acomodé en la delantera del mayoral y entre dos viajeros: un indiano que tornaba de Méjico a su aldea natal, escondida en tierra de pinares, y un viajero campesino que venía de Barcelona donde embarcara a dos de sus hijos para el Plata. No cruzaréis la alta estepa de Castilla sin encontrar gentes que os hablen de Ultramar. Tomamos la ancha carretera de Burgos, dejando a nuestra izquierda el camino de Osma, bordeado de chopos que el otoño comenzaba a dorar. Soria quedaba a nuestra espalda entre grises colinas y cerros pelados. Soria mística y guerrera, guardaba antaño la puerta de Castilla, como una barbacana hacia los reinos moros que cruzó el Cid en su destierro. El Duero, en torno a Soria, forma una curva de ballesta. Nosotros llevábamos la dirección del venablo.

 

 

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