Paleozoico:
En geología, una de las cuatro divisiones principales de la escala de tiempos geológicos, precedida por el precámbrico y anterior al mesozoico. Se divide en el cámbrico, el ordovícico, el silúrico, el devónico, el carbonífero y el pérmico. El paleozoico empezó hace unos 570 millones de años y terminó hace unos 245 millones de años. La evolución de la vida, desde formas primitivas multicelulares que circulaban libremente por el mar hasta las especies terrestres superiores, puede investigarse gracias a los restos fósiles encontrados en los estratos de roca. Los estratos paleozoicos contienen fósiles de organismos de constitución sencilla, muchos de los cuales no existen hoy; de ahí proviene el término paleozoico (“vida antigua”). Aunque sabemos que la vida se inició mucho antes del comienzo del paleozoico apenas hay fósiles anteriores a este tiempo.

Precámbrico:
La más antigua de las divisiones de la escala de tiempos geológicos que comienza con el nacimiento de la Tierra y se extiende hasta el cámbrico, al inicio del eón fanerozoico, hace unos 570 millones de años, cuando los organismo multicelulares empezaron a ser abundantes. Las rocas más antiguas conocidas tienen una edad de aproximadamente 4.000 millones de años. Se han encontrado rocas precámbricas en Canadá, Escandinavia, África, Brasil, Australia y la Antártida. Sin embargo, se ha estimado que la Tierra tiene unos 4.650 millones de años; es decir, es unos 650 años más antigua que las rocas más antiguas encontradas. Cuando se desarrolló la escala de tiempos geológicos, en el siglo XIX, la historia de la Tierra se dividió en dos periodos en función del contenido en fósiles de los distintos estratos rocosos: el precámbrico, en el que los fósiles eran raros o estaban ausentes; y el fanerozoico, donde ya eran relativamente abundantes. Posteriormente se han ido añadiendo más subdivisiones y en la actualidad los científicos tienden a dividir el precámbrico en un periodo prearcaico (desde la formación de la Tierra hasta hace unos 3.800 millones de años), el eón arcaico (desde hace unos 3.800 millones de años hasta hace unos 2.500 millones de años) y el eón proterozoico (desde hace unos 2.500 millones de años hasta hace unos 570 millones de años). En alguna fase temprana del precámbrico, la corteza se diferenció en las rocas 'simáticas', oscuras y pesadas, que revisten las gigantescas fosas en las que comenzaron a formarse los primeros océanos, y las rocas 'siálicas', que flotan sobre el sima y forman los continentes. Al mismo tiempo, la corteza se dividió en placas tectónicas, y dio lugar a la deriva continental. Los primeros océanos se convirtieron en el hogar de las bacterias. Se cree que las cianobacterias fueron las responsables de la generación de oxígeno, vertiendo el gas a la atmósfera primitiva durante millones de años y preparando el camino para la evolución de criaturas marinas dependientes del oxígeno durante el cámbrico, periodo de la era paleozoica. Las rocas del precámbrico consisten en general en 1) una extensa serie de estratos ígneos metamórficos y sedimentarios, como gneis, esquistos, pizarras, cuarcitas y calizas cristalinas; 2) rocas ígneas, ligeramente alteradas y 3) rocas sedimentarias que contienen fósiles de vida marina primitiva uni y pluricelular, como algas, trazas de vida más primitiva, como bacterias y en las rocas precámbricas más jóvenes la fauna ediacarana, un conjunto de invertebrados marinos complejos de cuerpo blando, que no evolucionaron (véase Paleontología). Las rocas del precámbrico son ricas en minerales como mineral de hierro, oro, níquel y cobre, y canteras de piedra empleadas en la construcción como el granito y el mármol. Otros minerales de importancia económica presentes en las rocas del precámbrico incluyen el grafito, el granate, la apatita, el talco, el esmeril y el feldespato. Mesozoico Mesozoico, una de las grandes divisiones de la historia geológica, posterior al paleozoico y anterior al cenozoico. Duró desde hace unos 225 millones de años hasta hace 65 millones de años, y cabe caracterizarla como la era de los reptiles gigantes, ya que su apogeo se produjo en ella. Las primeras aves y mamíferos, así como las primeras plantas con flor, aparecieron también durante esta era, a menudo considerada la más interesante para el estudio de la geología y la paleontología. El principal cambio en el movimiento continental fue la disgregación del supercontinente Pangea; América del Norte se separó de África, y ésta, América del Sur y la India se separaron de la Antártida. Buena parte de Europa siguió desplazándose hacia el norte. El mesozoico se divide en tres periodos: triásico, jurásico y cretácico.

Cámbrico:
Primera división del paleozoico de la escala de tiempos geológicos, que abarca un intervalo de unos 60 millones de años, transcurridos de 570 a 510 millones de años atrás. El nombre fue acuñado en 1835 por el geólogo inglés Adam Sedgwick y procede de Cambria, nombre que los antiguos romanos daban a las rocas sedimentarias de Gales. Durante el inicio de la era paleozoica, el creciente contenido en oxígeno de la atmósfera y de los océanos había hecho posible que el medio marino sustentara nuevas formas de vida. Así, por primera vez en la historia de la Tierra, aparecieron criaturas capaces de obtener energía mediante la respiración. Los primeros de estos nuevos organismos eran invertebrados marinos relativamente grandes y complejos. Gracias a sus caparazones quitinosos o calizos, estas criaturas tenían muchas más posibilidades de conservarse en el registro fósil que los organismos de cuerpo blando del precámbrico. Con su riqueza mayor o menor en fósiles, las rocas sedimentarias del cámbrico son los estratos más antiguos entre los que se prestan a una correlación estratigráfica (véase Estratigrafía) extensiva. Por este motivo, al intentar trazar una imagen de la Tierra, tal y como era en el remoto pasado geológico, los científicos han tenido mucho más éxito con el cámbrico y los periodos posteriores que con el precámbrico, mucho más antiguo y de mayor duración. El cámbrico es un periodo geológico para el que la ciencia dispone de pruebas convincentes sobre la existencia de placas tectónicas, pruebas que pueden servir para delinearlas. Las múltiples colisiones entre ellas dieron lugar, a lo largo de este periodo, a una gigantesca masa de tierra o supercontinente. Conocido por los científicos con el nombre de Gondwana, incorporaba el germen de los cuatro continentes australes de nuestros días: América del Sur, África, Antártida y Australia occidental. Incluía también India, regiones de México, Florida, Europa del sur y tal vez China. Como es fácil suponer, la distribución de los continentes durante el cámbrico era muy diferente a la actual. La mayoría de las masas terrestres se encontraban en los trópicos o en el hemisferio sur. La evidencia a favor de que la Norteamérica y la Europa del norte ancestrales ocupaban áreas tropicales procede de los depósitos salinos encontrados en las rocas cámbricas de ambas masas terrestres. Gondwana, que cubría un área mucho más extensa que las masas continentales del norte, se extendía desde los trópicos y la zona templada del sur hasta casi el polo sur. Aunque la vida no había invadido aún la tierra ni el aire, los mares del cámbrico bullían con gran variedad de invertebrados marinos, como esponjas, gusanos, briozoos (ectoproctos), hidrozoos, braquiópodos, moluscos (entre ellos los gasterópodos y los antecesores del nautilo), artrópodos primitivos como el trilobites, y unas cuantas especies de equinodermos pedunculados (similares a los erizos de mar). La única vida vegetal del periodo fueron las algas marinas. Ordovícico Ordovícico, en geología, segunda división del paleozoico en la escala de tiempos geológicos, que comenzó hace unos 510 millones de años y finalizó hace unos 439 millones de años. Su nombre procede del de una antigua tribu galesa, ya que las rocas de esta edad se estudiaron por vez primera de forma sistemática en Gales. Los escudos continentales de Norteamérica y Europa, separados por una cuenca oceánica durante el precedente periodo cámbrico, colisionaron durante el ordovícico, comprimiendo entre ambas un gran espesor de sedimentos acumulados en el geosinclinal de los Apalaches y levantando esas rocas para formar una cordillera montañosa, la Taconic, cuyos restos son aún visibles hoy en el este del estado de Nueva York (EEUU). Los mares poco profundos que cubrían buena parte de Norteamérica al comienzo del periodo se retiraron y dejaron atrás grandes depósitos calizos. Cuando regresaron más adelante dentro del mismo periodo, los mares depositaron espesas capas de cuarzo y más caliza. Según la teoría de la tectónica de placas, Europa y Asia estaban separadas por un mar largo y estrecho, en el que se acumularon los sedimentos del geosinclinal de los Urales. La propia Asia estaba fragmentada: Siberia y China estaban separadas por aguas marinas. En el hemisferio sur, el supercontinente de Gondwana, rodeado por un cinturón de geosinclinales, incluía la mayor parte de las actuales Sudamérica, Antártida, África, India y Australia, así como porciones de corteza continental —México y Florida— que no se unieron a Norteamérica hasta el carbonífero. El clima en la mayor parte del ordovícico era cálido y húmedo en buena parte de lo que hoy son Norteamérica y Eurasia, pero más frío en los continentes meridionales, dado que el polo sur de aquel entonces se encontraba en lo que hoy es Argelia. Los estudios de paleontología han demostrado que los invertebrados marinos seguían siendo la forma de vida predominante. En tierra aparecieron unas pocas formas de vida primitiva: plantas e invertebrados excavadores similares a miriápodos. Los mares daban ya cobijo a los primeros vertebrados, peces primitivos acorazados con placas óseas. Los graptolitos (organismos coloniales extintos), los corales, los crinoideos, los briozoos y los bivalvos aparecieron durante este periodo. Al final del ordovícico se produjo un fuerte descenso de la temperatura media del planeta con la formación de casquetes glaciares que llegarían hasta los comienzos del silúrico. Este episodio, breve en términos de tiempo geológico, provocó una gran extinción en masa que diezmó fuertemente a grupos como los trilobites, briozoos o cefalópodos y extinguió a numerosas especies. Esta extinción en masa forma parte de los cinco mayores procesos de este tipo. Devónico Devónico, cuarta división del paleozoico de la escala de tiempos geológicos que comenzó hace 408,5 millones de años y finalizó hace 362,5 millones de años. Su nombre deriva de la localidad inglesa de Devon, donde se estudiaron por primera vez las rocas sedimentarias del periodo en la década de 1830. El principal acontecimiento geológico del devónico fue la colisión a tres bandas entre antiguas masas continentales: las antecesoras de Norteamérica y Eurasia por una parte, y Gondwana, el hipotético supercontinente que dio origen a todos los continentes actuales del sur del planeta. Las fuerzas de compresión generadas por esta colisión plegaron y convirtieron en montañas grandes secciones de rocas sedimentarias, que se habían acumulado en zonas similares a fosas y que correspondían a zonas de debilidad de la corteza llamadas geosinclinales. Este episodio de orogénesis recibe el nombre de plegamiento orogénico acadiano en Norteamérica y el de plegamiento orogénico caledoniano en Gran Bretaña y Noruega. Las bases erosionadas de las montañas producidas por el primero forman la sección norte de los Apalaches de nuestros días, y se extienden desde Nueva Inglaterra hacia el norte hasta Terranova. La erosión de las laderas de las nuevas montañas caledonianas produjo enormes cantidades de arena gruesa roja y grava que se depositaron en la plataforma estable del interior del continente, inundada de forma intermitente por mares cálidos y poco profundos en los que crecían esponjas y arrecifes de coral. Estos antiguos depósitos aluviales reciben en Gran Bretaña el nombre de arenisca roja, y pueden verse en Torbay, Devon. En Norteamérica se acumularon grandes espesores de arena roja en el vasto delta de Catskill, que enterró y preservó los primeros bosques del planeta: árboles de tronco escamoso, altos y esbeltos; árboles frondosos primitivos de hoja perenne y helechos. El óxido de hierro que cementaba los granos de arena y les daba su color rojo, formando la arenisca roja en las islas Británicas y los lechos rojos de Catskill, en el sureste de Nueva York, es prueba de que el clima era cálido y húmedo, al igual que los exuberantes bosques y los arrecifes coralinos. Durante este periodo, tanto Norteamérica como Europa estaban centradas sobre el ecuador, mientras que las porciones africana y sudamericana de Gondwana estaban centradas sobre el polo sur. En estas condiciones climáticas, y con la reciente formación de una capa atmosférica de ozono que protegía al planeta de la letal radiación ultravioleta, aparecieron en tierra firme los primeros artrópodos que respiraban aire: arañas y ácaros. En los mares, unos moluscos helicoidales llamados amonites (parientes remotos de los calamares modernos) eran la forma principal de vida invertebrada. Los peces del devónico, evolucionados a partir de los tipos acorazados del periodo precedente, el ordovícico, presentaban ya aletas y escamas, además de mandíbulas. Un grupo de ellos dio lugar a los primeros vertebrados de respiración aérea, los anfibios, que invadieron la Tierra a finales del devónico y sentaron las bases del advenimiento de los reptiles en el periodo posterior denominado carbonífero.

Carbonífero:
Quinta división del paleozoico, una de las eras de la escala de tiempos geológicos, que comenzó hace 362,5 millones de años y finalizó hace unos 290 millones de años. El nombre tuvo su origen en Gran Bretaña, donde se aplicó por vez primera en 1822 a los estratos portadores de carbón (del latín carbo, 'carbón' y ferre, 'portar') de Inglaterra y Gales. El carbonífero comenzó con la deposición de sedimentos calizos, lo que dio lugar a la aparición de rocas calizas. A mediados del periodo, la mayor parte de la sedimentación se producía en los deltas fluviales. Grandes superficies de lo que habría de convertirse en el este de Norteamérica y el norte de Europa estaban cubiertas por ciénagas, y en sus sedimentos se formó turba. Estas áreas, situadas por aquel entonces en los trópicos, al norte del Ecuador, tenían un clima cálido y húmedo sin variaciones. Tales condiciones favorecieron el desarrollo de la vegetación y de los organismos marinos, a partir de los cuales se formarían no sólo turba y carbón, sino también gas y petróleo. De las antiguas masas terrestres, sólo el protocontinente de Siberia se encontraba al norte de los trópicos, llegando casi hasta el polo norte. El supercontinente de Gondwana, que comprendía lo que llegaría a ser Sudamérica, África, India, Australia y Antártida, se encontraba en su totalidad en el hemisferio sur; abarcaba una vasta superficie centrada en las inmediaciones del polo sur. Gondwana y los diversos protocontinentes llevaban derivando los unos hacia los otros desde comienzos del paleozoico. Cuando el carbonífero se aproximaba a su fin, los movimientos de la corteza habían empezado a culminar en una colisión a cuatro bandas, de modo que cuando comenzó el pérmico, el choque entre las placas de la corteza terrestre (véase Tectónica de placas) había fusionado todas las masas de tierra del planeta en un único supercontinente gigantesco llamado Pangea (véase Geología: La escala de tiempos geológicos). Una de las principales consecuencias de esta redistribución de las superficies terrestre y marina fue el cambio climático a escala global. El clima, cálido y húmedo a comienzos del carbonífero, fue volviéndose más fresco y seco según el periodo se aproximaba a su fin. En la placa de Gondwana, sobrevino a continuación un largo intervalo de glaciaciones, el periodo glacial llamado permo-carbonífero. 2 FLORA Y FAUNA Los restos de plantas y animales procedentes del carbonífero son abundantes y, en multitud de casos, están bien preservados. Se observa gran uniformidad en el carácter de la vida vegetal, con los mismos géneros e incluso las mismas especies presentes en regiones muy distantes entre sí. Se conocen más de 2.000 especies pertenecientes a este periodo, que en su mayor parte son plantas sin flor que se reproducían por medio de esporas. Eran comunes los licopodios, los equisetos y los árboles (Cordaites) primitivos, así como numerosos helechos. La fauna terrestre de la época dejó pocas trazas de su presencia, pero la de los mares y lagunas está mucho mejor representada. Empezaron a aparecer los primeros reptiles verdaderos, que evolucionaron a partir de anfibios anteriores a ellos. Abundaban los corales, los crinoideos y los foraminíferos diminutos. Era posible encontrar unos cuantos trilobites y euriptéridos. Estaban muy extendidos los caracoles y otros moluscos, incluyendo los cefalópodos y los nautiloideos. Abundaban los insectos, en particular una forma gigante de libélula. También eran comunes los polizoos o briozoos y los braquiópodos, así como los tiburones y los peces primitivos de escamas duras, que estaban bien representados.

Pérmico:
Ultima división del paleozoico, era de la escala de tiempos geológicos. Abarca un intervalo de 45 millones de años, se inició hace 290 millones de años y finalizó hace 245 millones de años. El periodo fue denominado así en 1841 por el geólogo inglés Roderick Impey Murchison en honor de Perm, una aldea del este de Rusia en la que se correlacionaron estratos sedimentarios de esta época, sobre la base de su contenido en fósiles, con estratos situados en Alemania, más al oeste. En todo el mundo las rocas del pérmico son ricas en yacimientos de carbón, petróleo y gas. La parte final del paleozoico fue un periodo de agitación generalizada de la corteza terrestre. Según la teoría de la tectónica de placas, emergieron continentes de debajo de los mares poco profundos del carbonífero precedente. Los depósitos acumulados en fosas geosinclinales fueron sometidos a presión y elevados en forma de sistemas montañosos: los Apalaches del centro y del sur en Norteamérica, y los Urales en Rusia. Europa y Asia se unieron —Siberia con Rusia y China con Siberia— mientras que al oeste una colisión entre placas continentales unía Norteamérica con el continente ancestral de Gondwana. De este modo, todas las masas continentales de la tierra se reunieron en una sola, llamada Pangea, nombre que le fue dado por Alfred Wegener. América del Sur y África estaban, al parecer, unidas en las inmediaciones del polo sur, junto con la Antártida, Australia e India. Norteamérica y la parte más occidental de Europa, que estaban a ambos lados del ecuador durante el pérmico, eran regiones cálidas y secas, como indican los grandes depósitos de evaporitas —como la sal y el yeso— que debieron precipitarse de las aguas de mares cerrados. Las comunidades marinas invertebradas del comienzo del periodo eran excepcionalmente ricas, y florecieron en los cálidos y poco profundos mares interiores. Hacia finales del pérmico, una oleada de extinciones en masa —la mayor que se haya producido en la historia del planeta— puso fin a grandes grupos de corales, briozoos, equinodermos y otros invertebrados. En tierra firme, a los helechos con semilla se sumaron coníferas y ginkgos. Los anfibios iban decreciendo en número, pero los reptiles, que habían hecho su aparición en el periodo precedente, estaban experimentando un desarrollo evolutivo espectacular de formas carnívoras y herbívoras similar al que posteriormente sufrirían los mamíferos. Durante el pérmico aparecieron también los antecesores de los dinosaurios. (Encarta)

 

 

[ Inicio | Peces | Vida Marte | Canarias:Biodiversidad | Sylvia Earle | Australia | Algas ]