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Logo Orange Hommer Hunos (408 d.c 453 d.c) :
Los hunos eran un pueblo nómada procedente de la zona de Mongolia, en Asia Central, que empezó a emigrar hacia el oeste en el siglo tercero, probablemente a causa de cambios climáticos. Los caballos tenían una gran importancia para este pueblo, habituado a luchar a caballo utilizando como armamento lanzas y arcos. Emigraron con sus familias y grandes rebaños de caballos y otros animales domésticos en busca de nuevas tierras de pastos donde instalarse. Por su destreza y disciplina militares, nadie fue capaz de detenerlos y desplazaron a todos los que encontraron a su paso. Provocaron así una oleada de migraciones, ya que los pueblos huían antes de que llegaran para no encontrarse con ellos. Este efecto dominó de grandes masas bordeó el frente impenetrable que representaba Constantinopla y el Imperio romano de Oriente, extendiéndose por las orillas del Danubio y el Rin hasta que aplastaron el Imperio romano de Occidente en el año 476. Los hunos encontraron tierras que les convenían en la llanura húngara de Europa oriental y allí se establecieron, ubicando su sede central en la ciudad de Szeged, a orillas del río Tisza. Necesitaban grandes extensiones de pastos para proporcionar forraje a sus caballos y otros animales. Desde esta llanura, controlaron mediante alianzas o conquistas un imperio que acabó por extenderse desde los montes Urales de Rusia hasta la orilla del Rin en Francia. Los hunos eran excelentes jinetes, que entrenaban para la monta desde corta edad, y se cree que fueron los primeros en utilizar el estribo, elemento de suma importancia para aumentar el poder de lucha de un hombre a caballo con la lanza en ristre. Sembraron el terror en sus enemigos por la rapidez con la que se movían y cambiaban de caballo varias veces al día para mantener este dominio. Una segunda ventaja fueron los arcos compuestos, bastante superiores a cualquier arma utilizada en aquella época en Occidente. De pie y apoyados en los estribos, podían disparar por el frente, por los costados y por detrás. Sus tácticas se caracterizaron por la sorpresa, los ataques relámpago y el terror que producían después. Constituían un ejército de caballería ligera y su estructura política se basaba en un líder carismático que les guiaba hacia un objetivo. El poder de los hunos llegó a su punto álgido durante el mandato de Atila, que fue nombrado líder de los hunos en el año 433 e inició una serie de ataques en el sur de Rusia y en Persia. Posteriormente centró su atención en los Balcanes, causando tal terror y estragos en dos importantes asaltos que le pagaron para que se retirara. En el año 450 se dirigió hacia el Imperio de Occidente, cruzando el Rin al norte de Maguncia con aproximadamente 100,000 guerreros. Avanzó en un frente de más de 150 kilómetros y saqueó la mayor parte de ciudades de lo que es hoy el norte de Francia. El general romano Aecio preparó para combatirlos un ejército galo-romano y avanzó contra Atila, que estaba asediando la ciudad de Orleans. En la batalla de los Campos Cataláunicos, las tropas de Atila fueron derrotadas, aunque no destruidas. La derrota de los Campos Cataláunicos está considerada como una de las batallas más decisivas de la historia, ya que habría podido significar el fin de la religión cristiana en Europa occidental y, tal vez, el dominio de la zona por pueblos asiáticos. Posteriormente, Atila invadió Italia en busca de nuevos botines. Cuando entró en ella, numerosos refugiados escaparon a las islas cercanas de la costa y fundaron, según la tradición, la ciudad de Venecia. Aunque las tropas romanas fueron derrotadas y los ejércitos más importantes del país aún se encontraban en la Galia, los hunos también estaban debilitados, tras numerosas campañas, enfermedades y hambrunas en Italia. En un encuentro trascendental con el Papa León I, Atila aceptó retirarse. El imperio de los hunos se desintegró en el año 453 tras la muerte de Atila, pues no había ningún líder fuerte que consiguiera mantener la unidad del pueblo. Los pueblos sometidos se sublevaron y las diferentes facciones se enfrentaron para conseguir el poder. Con el tiempo el imperio se deshizo con la llegada de nuevos invasores, como los ávaros, y desapareció de la historia.


Mongoles (1,206 d.c 1,405 d.c):
Los mongoles eran nómadas de las estepas de Asia Central. Se trataba de fieros guerreros que luchaban entre sí por las tierras de pasto y atacaban ferozmente a las civilizaciones al este y al sur de su territorio. A principios del siglo XIII, los clanes mongoles se unieron emprendiendo una campaña de expansión territorial. Siguiendo los pasos de los hunos, sus predecesores 1,000 años atrás, construyeron uno de los mayores imperios que el mundo ha conocido. Los mongoles habitaban las llanuras que se sitúan al sur del lago Baikal en la actual Mongolia. En el momento de su máximo apogeo, su llegó a abarcar desde Corea hasta la costa del mar Báltico pasando por Asia y la Rusia europea. Tomaron la mayor parte de Asia Menor, el actual Irak, el actual Irán, Afganistán, Pakistán, el Tíbet, parte de la India y de Birmania, toda China y parte de Vietnam. Temujin, conocido como Genghis Khan ("el poderoso rey"), unificó los clanes mongoles a principios del siglo XIII. Ambicionó, casi consiguiéndolo, dominar los territorios que se encontraban entre el océano Pacífico y el Atlántico. Comenzó con aproximadamente 25,000 guerreros, aumentó la fuerza de su ejército subyugando a otras poblaciones nómadas y atacó el norte de China en 1,211. Tomó Pequín en 1,215 tras una campaña que costó la vida a alrededor de 30 millones de chinos. Posteriormente, los mongoles se dirigieron hacia el oeste tomando en 1,220 la gran ciudad comercial de Bukhara, situada en la Ruta de la Seda. La ciudad fue quemada y sus habitantes asesinados. Muerto Genghis Khan en 1,227, su hijo Ogedei completó la conquista de la China septentrional y avanzó hacia Europa. Destruyó Kiev en 1,240 y se dirigió hacia Hungría. Pero al morir Ogedei durante una campaña en 1,241, todo el ejército se replegó para dar solución al problema de la sucesión al trono. Europa dejó de ser un objetivo y los gobernantes mongoles volvieron su atención hacia Oriente Medio y el sur de China. Hulagu, nieto de Genghis Khan, acabó con la secta musulmana de "los Asesinos" y tomó Bagdad, la capital musulmana, en 1,258. La mayoría de sus 100,000 habitantes perecieron asesinados. Un ejército musulmán de mamelucos egipcios (guerreros esclavos de alto rango) derrotó a los mongoles en la actual Israel, acabando con la amenaza mongola para el Islam y las ciudades santas. Kublai Khan, también nieto de Genghis, completó la conquista de China en 1,279, estableciendo la dinastía Yuan. Los mongoles intentaron invadir Japón sin éxito en 1,274 y 1,281. La muerte de Kublai Khan en China marcó el comienzo del declive del imperio en Asia y otros territorios. En 1,368, la dinastía Yuan fue derrocada en China en favor de la dinastía Ming. En la década de 1,370, un guerrero de ascendencia turco-mongol que afirmaba descender de Genghis Khan, consiguió liderar los estados mongoles de Asia central y se dispuso a restaurar el Imperio Mongol. Se llamaba Timur Leng (Timur "el Cojo", Tamerlán para los europeos y "Príncipe de la Destrucción" para los asiáticos). Con un ejército de aproximadamente 100,000 jinetes, asoló Rusia y Persia, luchando en especial contra los musulmanes. Saqueó Delhi en 1,398, asesinando a 100,000 habitantes. Posteriormente, se apresuró hacia el oeste venciendo en Siria a un ejército egipcio de mamelucos. En 1,402, venció a un gran ejército turco otomano junto a la actual Ankara. Cuando estaba a punto de acabar con el Imperio Otomano, Tamerlán se retiró repentinamente. Murió en 1,405 durante su regreso a China. Debido a su preferencia por el saqueo y la matanza desenfrenados frente a la creación de gobiernos estables en los territorios que se conquistaban, el enorme reino que heredaron sus hijos se desmoronó rápidamente tras su muerte.


Sarracenos (613 a adelante):
El término sarraceno denominaba en su origen a los pueblos nómadas del desierto que ocupaban el área que se extiende desde la actual Siria hasta Arabia Saudí. En su uso más amplio, el término se aplicó a todos los árabes de la Edad Media. Estos nómadas del desierto surgieron repentinamente en el siglo VII y, en el plazo de un siglo y medio, crearon un imperio de grandes proporciones. Su elevada moral y su fe impulsaban su afán de conquista. Siguiendo las enseñanzas del profeta Mahoma, se propusieron cambiar el panorama religioso y político de todo el planeta. Hacia el 613, el profeta Mahoma predicaba una nueva religión que llamó Islam. Mayormente ignorado en su ciudad natal, La Meca, se marchó a Medina recabando un fuerte número de adeptos con lo que regresó para atacar y conquistar La Meca. Tras su muerte en el 632, sus enseñanzas fueron recopiladas en el Corán, el libro santo del Islam. Sus seguidores comenzaron una guerra santa (Jihad) en el 634. En cinco años habían invadido Egipto, Palestina y Siria. Su tolerancia frente a judíos y cristianos facilitó sus conquistas, ya que estos habían sido perseguidos por los bizantinos. Durante los 60 años posteriores, el norte de África por el oeste y Persia por el este cayeron en poder del Islam. A principios del siglo VIII, los sarracenos de Tánger invadieron la Península Ibérica y conquistaron el reino visigodo establecido allí tras la caída de Roma. En oriente, los sarracenos arrebataron Asia Menor a los bizantinos e intentaron tomar Constantinopla con un ataque combinado desde tierra y mar. Pero las altas murallas de la ciudad frustraron el ataque por tierra y la flota sarracena también fue derrotada. En occidente, los francos dirigidos por Carlos Martel detuvieron en el 732 en Poitiers una invasión que tenía como objetivo la actual Francia. Frustradas en el oeste, las fuerzas del Islam se volvieron hacia el este. En el 750 habían conquistado hasta el río Indo, y por el norte atravesaron la India en dirección a Asia Central hasta los límites de China. En el 656, la guerra civil estalló en el mundo musulmán enfrentando a dos facciones: los sunitas y los chiítas. Sus divergencias incluían, entre otras, distintas interpretaciones del Corán y de quien debía ser proclamado califa. Como resultado de esta guerra de 60 años, el estado islámico se dividió en sectores, algunos gobernados por los sunitas (Península Ibérica) y otros por los chiítas (Egipto y el actual Irak). Los nuevos estados islámicos actuaron independientemente desde entonces. Durante los inicios de la Edad Media, la España musulmana se convirtió en uno de los grandes estados de Europa. Musulmanes, judíos y cristianos convivían con relativa armonía y una rica cultura surgió de esta múltiple influencia. Florecieron las artes, la arquitectura y el saber. Sin embargo, hacia el año 1,000 la España musulmana se hallaba dividida en facciones guerreras. Esta guerra civil facilitó la lenta reconquista de la península (La Reconquista) por parte de los estados emergentes de Castilla y Aragón, completada finalmente en el año 1,492. mapa A principios del siglo XI, los musulmanes turcos conquistaron Asia Menor y el Oriente Medio. En respuesta a una llamada de auxilio de los bizantinos, se emprendieron una serie de Cruzadas desde Europa para recuperar Palestina del dominio turco. Los estados independientes musulmanes de la zona perdieron Palestina y la costa oriental mediterránea en la Primera Cruzada. A finales del siglo XII, el gran líder sarraceno Saladino consiguió con éxito unificar Egipto, Siria y varios estados menores, así como recuperar Jerusalén. Los estados musulmanes mantuvieron su independencia durante mucho tiempo después de acabar la Edad Media, y finalmente se consolidaron, convirtiéndose en las actuales naciones árabes de Oriente Medio y el Norte de África. Sin embargo, declinaron económicamente cuando las naciones europeas, en los siglos XV y XVI, abrieron sus propias rutas comerciales en Asia.


TURCOS:
(1,030 d.c hasta la actualidad) El término "Turco" hace referencia a dos grupos distintos de musulmanes del Medio Oriente: los selyuqis y los otomanos. Los selyuqis eran nómadas de las estepas cercanas al Mar Caspio que se convirtieron al islamismo en torno al siglo X. Alrededor de 70,000 turcos selyuqis engrosaron como mercenarios las filas del ejército islámico del califa de Bagdad. Estos mercenarios se convirtieron a la rama Sunni del Islam, y posteriormente, en el año 1,055, se convirtieron en el poder real tras del califa de Bagdad, comenzando a extender su dominio político. Sus líderes se hacían llamar sultanes, que significa "detentador de poder". Hacia el año 1,100 controlaban la mayor parte de Anatolia (arrebatada a los bizantinos), Palestina, las tierras que rodeaban el Golfo Pérsico y las ciudades santas de Arabia, llegando incluso hasta Samarkanda. La aplastante victoria de los selyuqis sobre el ejército bizantino en Malazgirt (actualmente Turquía), en el año 1,071, les permitió ocupar la mayor parte de Anatolia. Casi al mismo tiempo tomaron con éxito Jerusalén, arrebatándosela a los musulmanes egipcios que la gobernaban. Estos dos hechos produjeron tal conmoción entre los bizantinos, el papado y los europeos, que tuvieron como resultado los 200 años posteriores de Cruzadas. A pesar del éxito de los turcos selyuqis al retomar el control de Palestina, las continuas guerras con los cruzados mermaron sus fuerzas. Estaba también la amenaza de las actividades de los Asesinos, secta herética del Islam. Por otro lado, el Islam entró en un periodo de introspección interna debido a la popularidad del misticismo Sufi. En ese estado de agotamiento y debilidad, sucumbieron al repentino ataque de los mongoles. Bagdad cayó presa de los invasores en el año 1,258 y el imperio selyuqi tocó a su fin. Bajo el reinado del sultán Osman I, a principios del siglo XIV, la población islámica de Anatolia (actualmente Turquía, Asia Menor) se unificó tomando el nombre de osmanli u otomanos en su honor. Los otomanos declararon la guerra santa al ya mermado imperio bizantino y se dirigieron desde Constantinopla hasta los Balcanes, venciendo a los serbios en el año 1,389 y, posteriormente, en el año 1,396, al ejército cruzado húngaro. Los mongoles, al mando de Tamerlán, frenaron temporalmente los éxitos otomanos, pero Tamerlán siguió avanzando con su ejército y los otomanos se recuperaron. Finalmente, el 29 de mayo de 1,453, el sultán Mehmed II (el Conquistador) tomó Constantinopla. Durante ocho semanas, los jenízaros atacaron con 70 armas de fuego los muros de Constantinopla, reduciéndola con éxito. Una vez tomada Constantinopla, los otomanos avanzaron hacia Europa amenazando con una serie de contracruzadas. Sin embargo, el ejército húngaro detuvo su avance en Belgrado en 1,456. Viena se defendió con éxito de sus ataques en 1,529 y, una vez más, en 1683. El imperio otomano alcanzó su plenitud en el siglo XVI, extendiéndose por Europa hasta Budapest y Odessa. Incluía toda Grecia y los Balcanes; los territorios en torno al Mar Negro; Asia Menor, Levante, Arabia, Egipto y la mayor parte de África del Norte. El Imperio Otomano mantuvo su importancia como potencial hasta la I Guerra Mundial, en el siglo XX.


CHINOS
(581 a.c 1,466) (3,000 a.c) China fue reunificada en el año 581 a.C., tras un largo periodo de rencillas internas entre los fundadores de la dinastía Sui. Durante la mayor parte de los 1,000 años siguientes, China fue una de las mayores civilizaciones del mundo tanto en tamaño como en desarrollo. Debido a su aislamiento geográfico de Occidente, pudo desarrollar y mantener una cultura única que extendió su influencia sobre gran parte de Asia. Los emperadores, considerados hijos del Cielo, detentaban por lo general un poder supremo. Sin embargo, los desastres naturales y otras calamidades se tomaban como pruebas divinas de su inhabilitación como gobernantes, lo que podía justificar revueltas. Los Mandarines eran funcionarios conservadores que tenían competencia en el gobierno en las áreas local, provincial e imperial. Los Mandarines opositaban a sus cargos tras aprobar una serie de detalladas pruebas públicas basadas principalmente en la obra de Confucio. La dinastía T'ang gobernó China desde el 618 hasta el 907. Bajo su mandato, China fue grande, rica y poderosa. Había un próspero comercio exterior y existía interés por las artes entre las clases superiores. Se inventaron la imprenta y la pólvora. Sin embargo, los últimos 100 años de la dinastía T'ang fueron testigos de agitadas revueltas campesinas e interminables guerras entre caudillos locales a las que la corte imperial no podía poner fin. Los años que van desde el 907 al 960 fueron conocidos como el periodo de las Cinco Dinastías. El norte de China estaba dominado por los bárbaros, y el sur había quedado dividido en 10 estados rivales. Un general del ejército de uno de estos estados, llamado Chao Kuang-yin, se hizo con el poder y unificó los estados del sur, fundando la dinastía Song. En los siguientes 20 años, sus descendientes reunificaron China. La dinastía Song gobernó parte de China hasta 1,279. Este fue otro periodo de apogeo cultural y se consideró la gran época de la pintura paisajística China. Hubo un desarrollo impresionante en la actividad económica, incluyendo un gran comercio marítimo. Aumentó la población y crecieron las ciudades; la producción alimenticia creció aún más velozmente que la población; se desarrolló una economía monetaria y la producción industrial se incrementó. Ninguna ciudad europea se aproximaba siquiera al número de habitantes de Chang An, Beijing (Pequín) o Guang Zou (Cantón), todas ellas con más de dos millones de habitantes. Sin embargo, la riqueza de China atraía enemigos y, en 1,206, los mongoles comenzaron sus ataques. Hacia 1,279 ya habían conquistado la China de la dinastía Song y trasladado la capital a Pequín. El impresionante desarrollo económico de la dinastía Song llegó a su fin con las conquistas de los mongoles y los aproximadamente 30 millones de bajas que causaron. La dinastía Yuan del imperio mongol reunificó China y ésta volvió a ser una gran potencia militar y mundial. La influencia China se extendió por Asia. Hanoi fue tomada tres veces y se le cobraron impuestos a Birmania. Se desarrolló el comercio con la India, Arabia y el Golfo Pérsico. Marco Polo visitó China durante este periodo. Los desastres naturales y la subida de impuestos durante el siglo XIV provocaron rebeliones rurales. Un monje budista se convirtió en uno de los líderes de los Turbantes Rojos, una sociedad secreta opuesta al emperador de Pequín. Los rebeldes tomaron Nanjing en 1,356 y 12 años más tarde expulsaron a los mongoles de Pequín, estableciendo la dinastía Ming. La dinastía Ming presidió otro florecimiento cultural y estableció una unidad política que sobrevivió a la dinastía Ming y duró hasta el siglo XX. Sin embargo, la dinastía Ming impuso un aislamiento y conservadurismo estrictos, oponiéndose al cambio y a la innovación, prohibiendo los viajes al exterior, y cerrando la Ruta de la Seda. Uno de los aspectos más notables de la China medieval son sus tecnologías, inventadas normalmente muchos siglos antes de su transmisión a Europa o del desarrollo en ésta de avances similares. Entre los inventos importantes chinos se incluyen: la brújula, la carretilla, el ábaco, los arreos de las monturas, el estribo, el reloj, el hierro fundido, el acero, el papel, la impresión móvil (la imprenta), el papel moneda (los billetes), la pólvora y el codaste. a invención de la escritura china se atribuye a Fu-Shi, emperador legendario que vivió hace 5 milenios. El chino es un antiquísimo sistema de escritura y, lo que es más increíble, ha variado muy poco en sus miles de años de existencia. En síntesis, su evolución se puede dividir en cuatro grandes etapas. El texto más antiguo de escritura china proviene de la dinastía Shang (1,765-1,122 a.c), y consiste en inscripciones adivinatorias hechas en huesos y caparazones de tortugas. Gran número de estos objetos han sido hallados en la antigua capital, Anyang, y en otras partes. Su contenido está basado en lo que cualquiera esperaría saber en una economía centrada en la agricultura: ¿va a llover? ¿será la cosecha buena?, y cosas por el estilo. La pregunta era escrita en una cara del caparazón, que luego era calentado; las rajas que aparecían por la otra cara se interpretaban como la respuesta y, a veces, se escribían. Debido al alto número de preguntas y respuestas, todo ello ha sido de gran valor para la reconstrucción del vocabulario Shang y su sintaxis. Se han identificado unos 2,000 caracteres, lo cual representa un "corpus" de palabras mucho más amplio, pues hay que tener en cuenta que los caracteres Shang, pueden ser descritos como polivalentes.

COREANOS:
(400 hasta la actualidad) Cuando Europa se sumió en la Alta Edad Media, Corea se había divido en tres reinos enfrentados: Korkuryo en el norte, Paikche en el sudoeste y Silla en el sudeste. Con la ayuda de China, Silla conquistó los otros dos reinos en el siglo VII y, posteriormente, expulsó a sus antiguos aliados chinos. No obstante, la autoridad central de Silla se desintegró en los siglos VIII-IX a causa de la presión de los nobles locales. Corea volvió a unificarse como Koryo en el siglo X y, tras la unificación, recuperó en el año 993 los territorios que llegaban hasta el río Amnok, fronterizo con China. En el año 1,170, un golpe militar expulsó del poder a la nobleza civil y se estableció un gobierno militar que duró sesenta años. Los mongoles invadieron la zona en el año 1,231, iniciando un período de luchas que duraría 30 años. Los mongoles tuvieron que atender en numerosas ocasiones a las guerras que también mantenían en China y en otros puntos, pero pronto consiguieron hacerse con el poder suficiente como para aceptar, en el año 1,258, que Koryo firmara la paz con los invasores. Bajo el mandato de los mongoles, Koryo mantuvo su cultura autóctona y quiso demostrar su superioridad frente a los conquistadores mediante un florecimiento de manifestaciones artísticas. La reforma de las tierras, la aparición de una nueva burocracia, la decadencia del budismo y la extensión del confucianismo alrededor de 1,400 contribuyeron a la creación de un nuevo reino, Choson, que gobernó Corea hasta el siglo XX. La influencia política y económica de China sobre Choson fue muy fuerte. Corea se convirtió en un centro importante de aprendizaje, respaldado por la invención de los tipos de letra móviles y la técnica de planchas de madera para la imprenta alrededor del año 1,234. La prueba más importante a la que se sometió la dinastía Choson fue la invasión, en 1,592, de los ejércitos de samurais japoneses que se suponía pretendían conquistar China. Aunque los siete años de lucha dejaron devastada gran parte de la península de Corea, los japoneses terminaron por retirarse, pues su flota no logró mantener abierta para el abastecimiento y los refuerzos la línea marítima con Japón. El gran almirante coreano Yi Sun-Shin venció a los japoneses en una batalla marítima. Un elemento clave para las victorias navales de Corea fue la presencia de los primeros navíos acorazados con cañones. Los japoneses no pudieron hacer nada frente a estas armas, lentas pero devastadoras.

 

 

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